viernes, 30 de abril de 2010

Vida laboral

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Me gusta mi trabajo. No es el que siempre soñé, más que nada porque yo nunca soñé con ninguno a excepción de ser ciclista y ganar el Tour de Francia tras una agónica escapada en solitario subiendo Alpe d’Huez, pero no está mal del todo. Los he tenido mucho peores. Con diecisiete añitos repartía propaganda por todos los buzones de la periferia de Madrid, comiendo bocatas sentado en una acera, meando en portales y cagando en bares. Un año más tarde me pasé el verano recogiendo cartones y barriendo las naves de los almacenes del puto Corte Inglés en Valdemoro. Para el que no las conozca he de decir que estas naves rivalizan con el Pentágono por el puesto de edificio más grande del mundo. Si alguien no me cree aquí está la prueba. Barrerse cada noche esas naves pertrechado con un cepillo y un recogedor le hacen a uno darse cuenta de la inmensidad del universo y de la necesidad de estudiar más. El verano siguiente dejé de barrer y pasé a entumecerme durante ocho horas en un túnel de lavado de cajas de plástico llenas de mierda, también en el puto Corte Inglés. La única vez que se me ha escapado una lagrimita el día de mi cumpleaños fue ese año, pues me pasé tan señalado día tosiendo entre vapores de agua, metiendo y sacando cajas a destajo bajo la atenta mirada y las voces del jefe más hijodeputa que he tenido nunca. Desde ese día hasta hoy he procurado siempre tener libre el día de mi cumple. Acabé tan harto y reumático que decidí dejarlo y me pasé el resto del verano vendiendo polos y Risketos con mi novia en un kiosco de mi pueblo. La novia me dejó y yo me piré a Irlanda a lavar platos y quitar cuatro dedos de grasa quemada en el fondo de marmitas dignas de una fiesta vikinga. El curro era una mierda pero confiaban en mí y esa época sigue estando en el top tres de los mejores momentos de mi vida. Al volver a mi querida tierra empecé de nuevo a currar en el Corte Inglés de los cojones, esta vez como mozo del centro más concurrido de España, el de la calle Preciados. Empaquetar comida en cajas de cartón y repartirlas por todo Madrid eran mis funciones. Ahí es donde decidí ponerme a estudiar caros cursos de fotografía para prosperar un poco y para no dejarme todo el sueldo en la barra del bar. Gracias a esos cursos conseguí entrar al laboratorio fotográfico de la empresa y disfrutar de las broncas del segundo jefe más hijodeputa que he tenido nunca. El curro tampoco era la bomba pero aprendí un montón sobre la perversión humana debido a que la gente no sabía que el carrete con las fotos de su última fiesta sadomaso lo iban a revelar dos tipos enfermos deseosos de carne fresca. Os sorprendería saber lo que la gente es capaz de meterse por el ojete. ¿Alguna vez os han derramado cera ardiente sobre el agujero del culo mientras un tenso lazo de cuerda os deja las pelotas del color y tamaño de una cebolla? A mí tampoco pero sé que es una práctica bastante extendida en algunos circulos. Tras dos años revelando sonrisas y polvos me llegó la oferta de Fotocasa y mandé a la mierda de una vez el puto Corte Inglés de los cojones. Suponía mi primer curro oficial con la cámara en la mano y a mí me sonaba a gloria. Al principio tenía contrato de quince días al mes por lo que me tocó pluriemplearme ya que en esa época yo vivía en pecado con la novia que me había dejado unos renglones más arriba y teníamos que pagar el alquiler. El curro en Fotocasa no lo voy a explicar otra vez porque ya me explayé bastante hace tiempo. Para los otros quince días del mes me salió un curro montando y desmontando escenarios. En este curro me engañaban con el sueldo y también con el trabajo. Te jugabas el pescuezo esquivando los hierros que se les escapaban a los otros fumetas fumaos y te pagaban poco, tarde y mal, si es que te pagaban. Gracias a la burbuja inmobiliaria pude empezar a currar todo el mes en Fotocasa y por culpa de la burbuja inmobiliaria nos despidieron a todos cuatro años después. Luego vino el paro y ahora tengo este trabajo del que os quería hablar hace un rato aunque creo que me he enrrollado un poco. Casi mejor que lo dejo para otro día. Como adelanto diré una vez más que lo peor de mi curro es aguantar a gente sin educación (aunque los que me sacan de mis casillas son los que van de graciosos y que a pesar de no tener ni puta gracia reciben el aplauso de su séquito, con los maleducados cuento hasta cien y se me pasa pero con los que van de graciosos no puedo y algún día me van a poner una reclamación) y que lo mejor de mi curro son las sonrisas del resto de la gente. Hoy he vuelto a ver a Lara, una niña de dos años que está loca por Elmo y que se pasa las horas sentada en su carrito delante del muñeco mientras este se hace fotos con cualquiera. Hoy Lara llevaba puesta una camisetita blanca estampada con la foto que le hice la semana pasada en brazos de su mejor amigo rojo. Me gusta mi trabajo.
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sábado, 24 de abril de 2010

Mudancita

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Tenía ganas de darle un giro radical a mi vida y he cambiado de sitio los muebles del salón. El salón llevaba días con el aspecto de la Zona Cero pues durante semana y media he disfrutado en casa de la presencia de una cuadrilla de currantes que ha modernizado la paleolítica instalación eléctrica y ha hecho desaparecer una chimenea que solo servía para poner la tele encima pues dime tu a mí qué cojones pinta una chimenea de mentira en un apartamento de veraneo. Respirad. Por la cantidad de polvo que dejaron en casa yo diría que los albañiles quitaron la chimenea limándola con un cortauñas pero por el estruendo que montaron sé que lo hicieron a ostia limpia. Para romper la colosal piedra de mármol negro que hacía de encimera y que no había dios que bajara por la escalera aprovecharon a que yo tuviese el día libre, una buena resaca y ninguna gana de salir de entre las sabanas para acometer la faena de desintegrarla a martillazos hasta convertirla en fragmentos del tamaño de un quark. En pleno fragor de la batalla salí de la habitación para asegurarme de que el ruido lo hacían los albañiles y no los jinetes del Apocalipsis pero cuando salí al pasillo había una nube de polvo negro en la casa que ríete tu del volcán ese así que me volví a la cama, me metí una sobredosis de Espidifen y me puse el “Dúo de las Flores” a todo trapo en los auriculares.
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Como os digo los albañiles ya se han ido y aprovechando que tenia que limpiarlo todo he decidido cambiar los muebles de sitio. Iba a enumeraros los cambios y me he dado cuenta de que solo he cambiado de sitio el mueble del salón y la tele. Parece poco pero a mí me llevó una hora de sudar como un nazareno conseguir mover el mueble de una pared a otra. El cabrón es más viejo que la tos y aunque está hecho de contrachapado el chapado debe ser de uranio enriquecido. Cuando conseguí llegar al otro lado del salón descubrí que los albañiles se habían llevado la conexión de la antena a la otra esquina de la habitación, supongo que suponiendo que ahora que no había donde apoyar la tele era de suponer que esta iría en el mueble, bien supuesto, y supuestamente dando por supuesto que el mueble se quedaría donde estaba, mal supuesto. Por eso he cambiado de sitio la tele. La tengo puesta en una especia de taburete de bar junto a la toma de antena porque paso de volver a mover el mueble.
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El siguiente paso es redecorar un poco la casa y hacerla más mía aunque no sea mía. La decoración actual sigue el patrón arquetípico del piso playero, con sus conchas, sus jarrones con arena y piedras, sus motivos florales y toda aquella figurita o adorno que le han regalado a mi madre a lo largo de su vida y que la mujer ha traído aquí por no tirar a la basura. La mejor pieza de la colección es una perdiz disecada pero también tenemos joyitas como un cuerno de toro, un buda de escayola, una botella forrada con etiquetas de puros, dos colmillos de marfil más falsos que un amigo del facebook grabados con lo que parece ser un resumen del Código de Hammurabi y en la cocina una foto enmarcada de un jamón.
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viernes, 23 de abril de 2010

Increíble

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Olé, olé y olé pocholo Simeone. Es una lástima que no os pueda/deba contar todo lo que me pasa. ¿Sabéis eso de que al día siguiente de la borrachera te arrepientes de muchas cosas que hiciste y te hubiera gustado haber estado en otro sitio haciendo otra cosa? Pues eso me pasa a mí hoy……pero al revés. Me arrepiento de todo lo que no me atreví a hacer anoche y quisiera haber estado en el mismo sitio muchas más horas. En fin, hay que tener cuidado con lo que uno desea. A ti que no me lees ya se te habrá olvidado o te estarás arrepintiendo pero yo voy a estar unos días dándole vueltas al asunto. Y lo que me has dicho antes de subirte a tu coche pienso recordártelo hasta que pidas una orden de alejamiento…si no recuerdo mal ha sido algo así como “ciao, tenemos algo pendiente”. No es la primera vez que me haces sentir como el tío más envidiado del lugar pero sí es la primera vez que me dejo llevar y ahora me siento como un idiota por no haberme dejado llevar antes. Eso sí, me da en la nariz que hemos quedado un pelín mal delante de nuestros amigos. A lo mejor nos hemos canteado un poco. Un taburete de bar está hecho para una sola persona, si se sube una encima de otra es probable que a la gente le de por hablar. Que me quiten lo bailao. Mañana me tocará explicarle al Miki porque me fui a casa con él y no contigo pero me la trae al fresco. Ha sido increíble y ya está. Antes de acabar solo quiero recordarte una cosa e informarte de otra aunque ni siquiera sepas que este blog existe. Te recuerdo que me has pedido que te haga unas fotos y te informo de que tengo un chupetón en el cuello.
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Un clásico de mi juventud que viene que ni pintado...

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miércoles, 21 de abril de 2010

Gusanillo

Para una vez que muevo el culo y me voy a la playa de noche a hacer fotos para intentar subir alguna al blog a la vuelta descubro que me dejé el lector de tarjetas en Madrid y que hoy también os quedáis sin foto. Pero como ya me picaba el gusanillo de subir algo aquí os dejo a modo de placebo unas canciones de Placebo. No estoy especialmente orgulloso de este último juego de palabras pero lo tenía tan a huevo que no he podido evitarlo.

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jueves, 15 de abril de 2010

Primavera (soy un moñas)

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Te quiero..... La Habitación Roja
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No me canso de hablar de amor,
es una forma de ahuyentar mi dolor,
no te encuentro y no sé dónde estoy,
te he esperado tanto, te he esperado tanto.

No he aprendido la lección,
lo he vuelto a hacer pero he vuelto a nacer,
te quiero y tengo miedo
pero lo sigo haciendo, pero lo sigo haciendo.

Te quiero tanto,
te adoro y mi llanto
no me deja mirarte a la cara.

Lo he pensado tantas veces
y aunque tú no me quieras,
no lo haré, no, no me dejaré vencer.

Y no es algo premeditado,
me oprime el pecho y no me deja respirar.
Estoy locamente enamorado,
mi enfermedad dura ya muchos años.

Me hace ver cosas que nadie puede ver,
me hace escuchar lo que nadie puede escuchar,
pero a la hora de hablar
tan sólo puedo gritar.

Te quiero tanto,
te adoro y mi llanto
no me deja mirarte a la cara.

Lo he pensado tantas veces
y aunque tú no me quieras,
no lo haré, no, no me dejaré vencer.

Te odio y siento
que he perdido tanto tiempo,
y ahora tiemblo, estoy enfermo.

Lo he pensado tantas veces
y aunque tú no me quieras,
no te importará que yo quiera volar.

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miércoles, 14 de abril de 2010

La chica de ayer

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He visto su preciosa melena rubia cortada a capas cuando aún le quedaban doscientos metros para pasar junto a la tienda. No suelo rezar pero en ese momento he rezado para que tuviese un ticket para ver una foto y aún no había dicho amén cuando he visto que se sacaba un ticket del bolsillo de sus apretados vaqueros. Le he dado gracias al dios de los enamoradizos, me he atusado el pelo, he puesto mi mejor sonrisa y la he saludado con un chulesco “hiii” teniendo mucho cuidado de que no se me cayese la baba. Le he enseñado la foto, ella no se ha gustado (esta chica saldría guapa en una foto aunque estuviese de espaldas a doscientos metros y de noche) y cuando parecía que lo nuestro se había acabado me ha preguntado “do you like working here?”. Era una pregunta inocente pero a mi hormonado y necesitado cerebro le ha sonado a “do you want to fuck me right here right now?” así que me he dejado llevar y le he resumido mi vida antes de preguntar por la suya. Cuando me ha dicho que era de Belfast he visto el cielo abierto y balbuceando le he contado que yo he estado un par de veces allí y que me encantó pues es uno de los mejores sitios del mundo para hacer fotos. Ella no paraba de reírse pues le hacía mucha gracia que cada tres palabras yo dijese “fuck” así que he empezado a decir “fuck” cada dos palabras. Gracias a dios en mi época en Irlanda conocí a bastante gente de Belfast y mi imitación de su acento ha cosechado un gran éxito. Desgraciadamente para ella y sobre todo para mí no soy tan guapo (y vestido de explorador menos aún) ni tan lanzado como me gustaría además de que no podría ser su padre pero sí su tío por lo que ha llegado el dramático momento de despedirnos. Ella sabe de sobra cual es su efecto en los hombres y a mí se me veía el plumero a una legua por lo que cuando le he dicho “nice to meet you” ella me ha contestado, con una caída de ojos que tardaré en olvidar, “I know”. A estas horas ya me habrá olvidado para siempre pero yo sigo aquí, pensando en ella, en su corte de pelo, en sus brackets, en sus ojazos y en todo lo demás. Nunca sabrá que el día que la encontré y la perdí terminé escribiendo sobre ella. Y lo que más me jode es que no sé como se llama, aunque algo tan bonito solo puede tener un nombre, Angel.
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Allá donde estés te dedico esta canción porque eso es lo que has hecho tú conmigo hoy, volverme loco...
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domingo, 11 de abril de 2010

Houdini

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El otro día acompañé a un colega a ver a mi vecina la que vende cosa fina. La tipa es una señora algo mayor que sale de su casa con la bata y las chancletas y mientras pasea al perro hace negocios. No creo que sea una buena señal que sus palabras al verme fueran “hombre, ¿cuándo has venido? ¿hasta cuándo te quedas?” con un timbre de voz que sonaba a caja registradora. Después de verla mi colega y yo nos fuimos al Berlín. En el Berlín ya no está Miki y se le echa mucho en falta. Él tiene curro en otro bar en el que me imagino que también echaré raíces. En lugar de Miki ahora el Berlín tiene como camareras a dos rubias, una con acento argentino y la otra con ojos azules. No está mal. El año pasado el camarero del Berlín acabo durmiendo muchas noches en mi casa. Estaría bien que se repitiera la misma historia este año. Miki puede venir también si quiere.
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Uno de los personajes que había el otro día en el bar era un mago algo borracho que nos impresionó con sus trucos de cartas. El tío era bastante bueno y me dejó flipado acertando cartas o haciéndolas desaparecer de la baraja y aparecer en su bolsillo. Si culito veo culito quiero así que decidí enseñarle al mago mi mejor truco. Hice desaparecer su mechero y lo volví a hacer aparecer en mi bolsillo cuando el mago se había ido. .


kkk

kkk

domingo, 4 de abril de 2010

¿Hay alguien ahí?

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No sé vosotros pero yo ya estoy moreno. Bueno, más que moreno digamos que tengo quemados los brazos, de codo para abajo, el cogote y la jeta. Más el cogote que la jeta porque ya sabemos todos que las fotos es mejor hacerlas de espaldas al sol. Aparte de currar no he hecho gran cosa desde que llegué, más que nada porque dos días después de mi llegada vino mi familia al completo a hacerme una visita y su presencia en casa me cohibe a la hora de malvivir. Además, en mi primera noche aquí, media hora después de aparcar el coche tras 616 kilómetros de travesía, se me ocurrió bajar a comprar pan para la cena, me equivoqué de acera, me encontré con el Miki y con el Jhony y acabé la noche abrazado a una botella de José Cuervo. Al día siguiente era mi primer día de curro y yo llegué con resaca de tequila. Me sentí como un desgraciado one more time y one more time me mentalicé para no repetir los errores del año pasado. No considero un error emborracharme con colegas pero si hacerlo todos los días, más aún si al día siguiente tienes que pasarte ocho horas de pie derecho bajo el sol y más aun si tienes menos dinero que uno que está buceando. Ya os contaré al final del verano como ha ido la cosa aunque seguro que ya os hacéis una idea de por donde van a ir los tiros.
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Escribo esto sentadito en la terraza, con un tinto de verano a la izquierda, un cigarro a la derecha y el sol del atardecer pegándome en la jeta. Mi familia ha salido un rato a armar escándalo a otra parte y suenan los Led Zeppelin en la radio. A gusto lo que se dice a gusto no estoy casi nunca pero en estos momentos estoy muy cerca.
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