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Una de las cosas que te pasan si vas al hospital es que a tu vuelta la gente viene a tu casa a ver como te encuentras. Mi padre lleva todo el fin de semana abriendo y cerrando la puerta a amigos y conocidos que han venido a interesarse por su salud y a merendar. Como algunos de estos amigos no conocían aún la casa mis padres se han ocupado de mostrarles hasta el ultimo rincón. La mejor parte es la bajada al sótano, donde los visitantes pueden contemplar en su hábitat natural al "hijo pródigo" (separadis sincasae) curioso espécimen de sospechoso aspecto que parece estar algo atontado y que no aparta la cara de la pantalla del ordenador. Los visitantes no preguntan demasiado, parecen hechizados por la presencia de semejante individuo de mal cuidadas barbas y gorra de color indefinido y por el olor que impregna el ambiente. Unos visitantes que deben de ir a unas iglesias muy raras se han atrevido a preguntar si era incienso eso que olía en los dominios del "hijo pródigo" ante lo cual mi madre y mi padre han cambiado de tema los dos a la vez y han encaminado a los colegas al garaje, cerrando la puerta tras ellos...
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1 comentario:
haberles dado una calada
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