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Yo pensando que mi madre lo flipaba cuando antes de mandarme al cole me prevenía para que tuviese cuidadín con lo que me metía en la boca y resulta que tenia razón la pobre. Haberlos haylos. Yo lo más parecido a la droga que probé de crío fue Barrio Sésamo, La Bola de Cristal y el Palo Fumeque, curiosa variedad vegetal con forma de tallo reseco relleno de una especie de pasta blanca esponjosa también reseca. Los chavales nos íbamos a una era a fumarnos el palo entre toses pero con las maneras de un banquero chupando un Cohibas. No recuerdo que el palo tuviese ningún efecto aparte de la sensación de no entender a los mayores. Recuerdo también que sin ninguna motivación estupefaciente sino más bien gastronómica solíamos comernos las flores blancas que caían de unos árboles, no recuerdo cuales, a las que llamábamos Pan y Queso. A mí no me gustaban mucho pero ya empezaba a hacer mis pinitos intentando sentirme integrado en el grupo y me comía las flores sin rechistar. Había casos peores. En mi clase de la EGB había un chaval que se lo comía tooodo. Se llamaba Antonio pero le llamábamos El Caníbal. El Caníbal era un visionario y no contento con beberse el pegamento Imedio y pintarse la lengua con las ceras Manley un día le dio por probar nuevos orificios y se le tuvieron que llevar a urgencias con el tapón del bolígrafo metido hasta la pituitaria. Para acabar con las historietas del cole simplemente quiero hacer una pequeña mención a un jueguecito que practicábamos en clase cuando la seño no miraba. Se trataba de esperar a que algún compañero pendiente de la lección dejase la boca abierta para introducir rápidamente en ella tus dedos sobre los que previamente habías escupido. Era tan asqueroso como suena pero estábamos muy lejos de tener escrúpulos y el juego era entretenido, especialmente si tú tenías buen material por estar constipado. Si el que estaba constipado era otro el juego era algo menos divertido. Mi generación sobrevivió a que tu compañero de clase te metiese un gargajo en la boca, a fumar palos, a comer mierdas y a los inicios de Telecinco. Estamos curados de espanto. Somos superhombres, podríamos comernos el mundo, si quisiéramos o quisiésemos.
Yo pensando que mi madre lo flipaba cuando antes de mandarme al cole me prevenía para que tuviese cuidadín con lo que me metía en la boca y resulta que tenia razón la pobre. Haberlos haylos. Yo lo más parecido a la droga que probé de crío fue Barrio Sésamo, La Bola de Cristal y el Palo Fumeque, curiosa variedad vegetal con forma de tallo reseco relleno de una especie de pasta blanca esponjosa también reseca. Los chavales nos íbamos a una era a fumarnos el palo entre toses pero con las maneras de un banquero chupando un Cohibas. No recuerdo que el palo tuviese ningún efecto aparte de la sensación de no entender a los mayores. Recuerdo también que sin ninguna motivación estupefaciente sino más bien gastronómica solíamos comernos las flores blancas que caían de unos árboles, no recuerdo cuales, a las que llamábamos Pan y Queso. A mí no me gustaban mucho pero ya empezaba a hacer mis pinitos intentando sentirme integrado en el grupo y me comía las flores sin rechistar. Había casos peores. En mi clase de la EGB había un chaval que se lo comía tooodo. Se llamaba Antonio pero le llamábamos El Caníbal. El Caníbal era un visionario y no contento con beberse el pegamento Imedio y pintarse la lengua con las ceras Manley un día le dio por probar nuevos orificios y se le tuvieron que llevar a urgencias con el tapón del bolígrafo metido hasta la pituitaria. Para acabar con las historietas del cole simplemente quiero hacer una pequeña mención a un jueguecito que practicábamos en clase cuando la seño no miraba. Se trataba de esperar a que algún compañero pendiente de la lección dejase la boca abierta para introducir rápidamente en ella tus dedos sobre los que previamente habías escupido. Era tan asqueroso como suena pero estábamos muy lejos de tener escrúpulos y el juego era entretenido, especialmente si tú tenías buen material por estar constipado. Si el que estaba constipado era otro el juego era algo menos divertido. Mi generación sobrevivió a que tu compañero de clase te metiese un gargajo en la boca, a fumar palos, a comer mierdas y a los inicios de Telecinco. Estamos curados de espanto. Somos superhombres, podríamos comernos el mundo, si quisiéramos o quisiésemos.
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Creo que ahora las canciones viene con publicidad..
Entre dos aguas.....Paco de Lucía
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kkkkkkkkkkkkkkkk