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Mientras yo me entretengo poniendo música en el ordenador y bebiéndome la penúltima cerveza ellos discuten a mis espaldas. Discuten por una soberana gilipollez pero como los dos están borrachos la cosa adquiere un dramatismo que me preocuparía si yo no estuviese también borracho y con pocas ganas de preocuparme. Eso si, de vez en cuando meto baza con mi filosofía de todo a cien o les sugiero que escuchen alguna de mis elecciones musicales para que dejen de darse voces un rato. Asombrosamente en ambos casos me hacen caso y atienden a mi cutreconsejo o mi canción. Están más borrachos de lo que creía. El motivo del drama es que él no la ha llamado cuando quedaron en que sí lo haría. Nada nuevo bajo el sol. Un básico en las discusiones de pareja. Ella se mosquea por algo que hace él y él se mosquea porque ella se mosquea. Y viceversa. Hasta infinito. No tengo gran cosa que decirles para que se calmen aparte de recordarles el clamoroso hecho de que es tontería discutir por algo así cuando solo han pasado tres putos días desde que se conocieron. Entre mi maniqueísmo, mi maña como Dj y las cervezas del Lidl poco a poco se van calmando las aguas. Viendo que la solución está cerca echo un órdago y pongo a todo volumen “La princesa de mis sueños” de OBK. Sé que a él le encanta esta canción y satisfecho compruebo como se pone a cantarla a tres centímetros de la boca de ella, dándolo todo como un triunfito en plena gala de expulsión. Ella se derrite, le agarra por el cuello y le mete la lengua hasta el esófago. Sintiéndome Cupido me voy a la cocina a por la penúltima cerveza y al volver compruebo que siguen más pegados que dos siameses. Sereno no lo haría pero como estoy tres peldaños por encima de la serenidad agarro la cámara y tímidamente les hago una foto. Ellos ni se inmutan, están muy ocupados besándose como si se hubieran conocido hace tres días, así que sigo haciéndoles fotos cada vez más cerca y cada vez con menos pudor por parte de los tres. Ya no soy Cupido, soy el puto Terry Richardson. Me siento afortunado por estar aquí y poder retratar tanta vida. Me siento afortunado, si, pero también me siento un puto desgraciado por ser el fotógrafo y no el modelo.
kk
kkk
2 comentarios:
Tú eres mucho más que el fotógrafo, esa realidad existe en parte gracias a tí. En cualquie caso, yo siempre he pensado que la felicidad se contagia...
Tú eres mucho más que el fotógrafo, esa realidad existe en parte gracias a tí. En cualquier caso, yo siempre he pensado que la felicidad se contagia...
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