domingo, 10 de abril de 2011

Tengo un trato

kk


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Una hora más tarde de lo prometido por fin me suena el móvil. Llamada perdida. Cojo la pasta y las llaves y me bajo a la calle. Unos faros de xenón me anuncian la llegada del mesías. De hecho no es el mesías quien viene sino su novia pues mi hombre ha encontrado un curro decente y no puede atender su otro negocio. Un Ford Fiesta amarillo con un alerón trasero donde mi madre podría tender la colada se para delante de mi portal. La música de La Mala inunda la calle. Me acerco al coche mientras el cristal de la ventanilla del copiloto baja lentamente. Echo un vistazo al interior y me gusta lo que veo. Cuatro pibas hipermegarregladas me miran. Cuatro chicas, cuatro pendientes de bola sobre el labio superior, cuatro melenas mechadas, cuatro kilos de maquillaje psicodélico, cuatro mil horas de vuelo libre a sus espaldas. Cuatro chonis. Trago saliva, me atuso el pelo y le doy dos besos a la novia de mi hombre. Huele como los ángeles. Nunca me acuerdo de cómo se llama así que la llamo “guapa”. Ella me presenta a sus amigas y como no podía ser de otra forma una de ellas es “ la Vane”. Guapa cuenta a sus amigas que soy de Madrid y que trabajo en el parque y aprovecha para preguntarme cómo me ha ido en mi tierra. Ardo en deseos de dármelas de guay diciendo que he estado en Hong Kong pero me aguanto las ganas a duras penas y les cuento un poco por encima como me ha ido en mi pueblo idealizando el relato todo lo que puedo. Meto un par de chascarrillos en la historia y me alborozo interiormente al comprobar que son bien recibidos por la audiencia. Ya nos caemos bien, hemos pasado de pantalla. Estoy aprobando con nota pero se me empieza a secar la labia y antes de empezar a tartamudear miro a Guapa a los ojos y con las cejas le hago la señal de duplex en el mus. Ella sonríe y desliza una mano por sus mallas de leopardo hasta llegar a su bota. Lo saca, me lo pone sobre la palma de la mano y yo le doy los veinte pavos. Me despido con un “encantado” y un “guapisimas” acompañándolos con una última parida especial de la casa y mi mejor caída de ojos. Soy tan predecible como un capitulo de “El Equipo A”. La Vane pisa el acelerador y antes de soltar el embrague me dice: A ver si te vienes un día de fiesta con nosotras loco! La ventanilla se cierra y el Ford Fiesta sale disparado hacia el extrarradio. Soy tan tonto que nunca me iré de fiesta con ellas pero me han alegrado la noche.

kk

kk

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la foto me recuerda a anginas....

Anónimo dijo...

Ya te echaba de menos! Queda raro lo de "le doy dos besos a la novia de mi hombre" jajajaja
Un abrazo, y siento mucho no haberte visto por Ciempozuelos,
Mundo