Jason Lee

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Ni tabla de surf ni tabla de bodyboard ni na de na. Después de un exhaustivo estudio del estado de la mar he corroborado que con las olas que hay en mi playa lo más que puedo hacer en el agua es el muerto. Aquí no haría surf ni David el gnomo. Anyway el ansia de ser un guay de manual es difícil de calmar por lo que algo tengo que hacer y he tenido otra brillantísima idea. Hay algo que siempre he querido tener pero que nunca me he atrevido a comprarme, hace años porque era un gilipollas retraído y ahora porque soy un gilipollas suficientemente mayorcito como para ir por ahí haciendo el indio. Pero bueno, yo me siento un chaval, aquí no me conoce nadie y ya que todos los que si me conocen me dicen que no aparento la edad que tengo voy a seguir haciendo el Peter Pan y me voy a dar el capricho. Es posible que el capricho me cueste partirme la crisma o partírsela a quien se cruce en mi camino pero aquí tengo a mi disposición un paseo marítimo de cuatro kilómetros totalmente llanos para practicar mientras que mi pueblo es pura cuesta, además de que está lleno de gente que va a coger carrerilla para reírse de mí si me ve montado en un……monopatín. No os riáis que mañana mismo pienso comprármelo. El tema de lo que me pueda costar no es problema pues si algo bueno tiene ser un yonki es que relativizas el valor del dinero. Si en una sola noche te puedes gastar sesenta eurazos en algo del tamaño de un garbanzo que te dura un suspiro y que te mata lentamente porque no te vas a gastar cincuenta pavos en un trozo de madera con ruedas que te va a durar toda la vida. Es un argumento irrefutable. No os penséis que pretendo aprender a hacer cabriolas y bajar escaleras derrapando con la tabla por la barandilla. No, que va, quiero ser guay pero no tanto, además de que le tengo mucho aprecio a mis huevos y mi rabadilla. Me conformo con ir de una punta a otra del paseo patinando, escuchando musiquita y poniendo cara de llevar toda la vida haciéndolo. Supongo que algún día intentare hacer un oly pero ese mismo día se me quitaran las ganas de seguir intentándolo cuando un ATS me diga que me he roto el coxis. Si el tiempo que empleo en maquinar ideas peregrinas como esta lo emplease en pensar como forjarme un buen futuro seguro que otro gallo me cantaría y si mi abuela tuviese ruedas sería una bicicleta. Es lo que hay…

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