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Ayer fui a Port Aventura a pasar allí mi día libre (soy masoca) y a pesar de tener a mi disposición ocho montañas rusas y otro buen puñado de atracciones a mi solo se me ocurrió emborracharme nada más llegar y después montar en los coches de choque. Soy un borracho y un gallina. No me gustan las montañas rusas ni los cacharros similares. No me gusta que se me suba el estomago a la nuez, no me gusta dar vueltas sobre mi mismo, no me gusta caer en picado, no me gusta pensar que me voy a matar, no me gusta pasarlo mal ostias. A mi me gustan otras cosas de efectos parecidos. La cosa es que por mi me habría pasado todo el día montado en los coches de choque, conduciendo como los malotes de verbena, marcha atrás y cogiendo el volante con una mano, pero a fin de remontar mi gallináceo vuelo me dejé convencer para subir en una movida de esas que no me molan. Se llama Tutuki Splash y consiste en meterte en una barca y despeñarte por una cascada casi vertical para finalmente estrellarte contra el agua. Muy divertido. Lo que más. Lo disfrute un montón. Me pasé todo el camino hacia lo alto de la cascada jurando en arameo, maldiciéndome a mi mismo por haberme subido a ese engendro y echando cuentas de las probabilidades que tenia de cagarme encima. De la caída por la cascada no puedo contar mucho porque cerré los ojos un buen rato antes de llegar a ella. Solo recuerdo que pensaba en mi madre mientras el estomago se me subía a la nuez y sentía que me iba a matar. Volví a abrir los ojos a tiempo de ver como me salpicaba todo el agua del lago. Si me entraron ganas de repetir que me den por culo.
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