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Como segunda fase de acoplamiento a mi nueva panda ayer peregriné con ellos a uno de los santuarios de la zona: Pacha. Llevo veraneando en la Pineda de Salou desde que era un crío, Pacha lleva abierta casi veinte años, está a tres minutos de mi casa y anoche fue mi primera noche allí ya que anteriormente nunca tuve nadie con quien ir. Saldé una deuda histórica conmigo mismo. Al principio me sentí un poco fuera de lugar la verdad, pero se me paso con unas cervezas y a la media hora de estar allí dentro ya meneaba el culo al ritmo de Dj Shaid. Tuve que rescatar del baúl de los recuerdos mis pasos de bakala: el repartidor de cartas, el pasito palante y pasito patras, el brikindance, el maricón puesto de cristal (brazos en alto, ojos cerrados y morritos), el saltito gomibaya y como no la socorrida palmada cuando no sabes qué cojones hacer con los brazos. No lo tuve que hacer mal porque conseguí no tirarle la copa a nadie. Me lo pasé de rechupete y de manera bastante sana, si se puede llamar sano a fumar como un carretero y beber cerveza como un irlandés. Cuando ya estaba algo piripi no me aguanté más y le hice a uno de mis nuevos colegas la pregunta del millón, “Oye, ¿tu no sabrás quien…..?” y como respuesta obtuve un “yo tío”. Afortunadamente para mi esperanza de vida el colega se había quedado sin existencias tras el finde y tuve que seguir recurriendo a la cerveza, aguantándome las ganas de preguntarle a toda la discoteca. Anoche fue la primera noche pero me da en la nariz que no será la última que vaya a Pacha. Eso si, antes de volver y para no desentonar con el resto de asistentes tengo que hacer lo posible por crecer veinte centímetros, teñirme el pelo de rubio y comprarme la ropa en otro sitio. Con mis pintas de rockero-guay-gitano y mi cuerpecillo de torero anoche me sentí como Alfredo Landa en una peli playera de los setenta.
Como segunda fase de acoplamiento a mi nueva panda ayer peregriné con ellos a uno de los santuarios de la zona: Pacha. Llevo veraneando en la Pineda de Salou desde que era un crío, Pacha lleva abierta casi veinte años, está a tres minutos de mi casa y anoche fue mi primera noche allí ya que anteriormente nunca tuve nadie con quien ir. Saldé una deuda histórica conmigo mismo. Al principio me sentí un poco fuera de lugar la verdad, pero se me paso con unas cervezas y a la media hora de estar allí dentro ya meneaba el culo al ritmo de Dj Shaid. Tuve que rescatar del baúl de los recuerdos mis pasos de bakala: el repartidor de cartas, el pasito palante y pasito patras, el brikindance, el maricón puesto de cristal (brazos en alto, ojos cerrados y morritos), el saltito gomibaya y como no la socorrida palmada cuando no sabes qué cojones hacer con los brazos. No lo tuve que hacer mal porque conseguí no tirarle la copa a nadie. Me lo pasé de rechupete y de manera bastante sana, si se puede llamar sano a fumar como un carretero y beber cerveza como un irlandés. Cuando ya estaba algo piripi no me aguanté más y le hice a uno de mis nuevos colegas la pregunta del millón, “Oye, ¿tu no sabrás quien…..?” y como respuesta obtuve un “yo tío”. Afortunadamente para mi esperanza de vida el colega se había quedado sin existencias tras el finde y tuve que seguir recurriendo a la cerveza, aguantándome las ganas de preguntarle a toda la discoteca. Anoche fue la primera noche pero me da en la nariz que no será la última que vaya a Pacha. Eso si, antes de volver y para no desentonar con el resto de asistentes tengo que hacer lo posible por crecer veinte centímetros, teñirme el pelo de rubio y comprarme la ropa en otro sitio. Con mis pintas de rockero-guay-gitano y mi cuerpecillo de torero anoche me sentí como Alfredo Landa en una peli playera de los setenta.
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Actualización:
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Lo he cogido con ganas. No había ido nunca a Pacha y he ido dos días seguidos...y ya veremos si no vuelvo hoy. Es que encima entro por la cara gracias a mi sabia elección de nuevas amistades. Anoche era la fiesta de la espuma!! Todo esto me pilla algo mayor pero intento adaptarme a los nuevos tiempos. Después de jurar que yo ni de coña me metía en semejante fregao terminé calado hasta el tuétano, jaleando desde el centro de la pista a las dos gogos con cara de Manolo que manejaban los cañones de espuma y que terminaron enseñando las lolas para regocijo del personal. Esto fue divertido pero lo mejor estaba por llegar. Inocentemente yo pensaba que nos íbamos a casa cuando la disco chapó pero una fiesta pokera me esperaba en el parking de Pacha. Junto al coche de la Jenny nos reunimos lo mejor de cada casa a mover el culo al ritmo de canciones a 210bpm. El ambiente era el que os podéis imaginar, solo faltaba la cámara de “Callejeros”. Cuando ha amanecido nos hemos ido cada uno por su lado y Miky y yo hemos acabado en mi casa poniéndonos canciones y contándonos la vida. Miky es el camarero de mi nuevo bar favorito y además de un gran tipo es un excelente contador de historias. Sus tribulaciones no tienen desperdicio y me he estado partiendo la caja toda la mañana. Hemos acabado cantando a coro los éxitos de Julio Iglesias.
Lo he cogido con ganas. No había ido nunca a Pacha y he ido dos días seguidos...y ya veremos si no vuelvo hoy. Es que encima entro por la cara gracias a mi sabia elección de nuevas amistades. Anoche era la fiesta de la espuma!! Todo esto me pilla algo mayor pero intento adaptarme a los nuevos tiempos. Después de jurar que yo ni de coña me metía en semejante fregao terminé calado hasta el tuétano, jaleando desde el centro de la pista a las dos gogos con cara de Manolo que manejaban los cañones de espuma y que terminaron enseñando las lolas para regocijo del personal. Esto fue divertido pero lo mejor estaba por llegar. Inocentemente yo pensaba que nos íbamos a casa cuando la disco chapó pero una fiesta pokera me esperaba en el parking de Pacha. Junto al coche de la Jenny nos reunimos lo mejor de cada casa a mover el culo al ritmo de canciones a 210bpm. El ambiente era el que os podéis imaginar, solo faltaba la cámara de “Callejeros”. Cuando ha amanecido nos hemos ido cada uno por su lado y Miky y yo hemos acabado en mi casa poniéndonos canciones y contándonos la vida. Miky es el camarero de mi nuevo bar favorito y además de un gran tipo es un excelente contador de historias. Sus tribulaciones no tienen desperdicio y me he estado partiendo la caja toda la mañana. Hemos acabado cantando a coro los éxitos de Julio Iglesias.
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