miércoles, 6 de mayo de 2009

De coña

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En un bar hay un ex-presidiario, un marica en celo, un gordo hiperactivo y un banderillero. No es un chiste sino el increíble pero cierto bar sin nombre. Se que soy un poco cansino con el temita de los bares pero es que encontrarse con un banderillero no pasa todos los días. Vaya por delante que todos ellos iban mas drogados que Ben Johnson. Vaya por delante que yo no, en serio. Borrachín si que iba, si no a ver quien aguanta la chapa que me dieron por turnos los susodichos. Primero me enganchó el gordo. Iba más apretao que una Uzi y no me dejaba hueco para decir nada. Me quedo con una de sus dos mil frases, “si aparece aquí un guripa lo primero que hago es darle una ostia”. Cuando el gordo de las grandes ideas decidió que era el momento de bailar (mientras bailaba se tapaba los dos oídos alternativamente, así durante una hora al menos, ver para creer) yo aproveché para huir hacia la barra y me topé con el ex-presidiario y sus detalladísimas descripciones de cómo son las peleas en una cárcel rumana. El tío no sabe hablar muy bien castellano todavía así que para explicarme uno de sus trucos infalibles dio una dentellada al aire y dijo “canibal”. Yo intenté no cagarme encima y hacer lo posible por caerle bien al tipo, creo que lo conseguí pues termino ofreciéndose a hacerme un tatuaje. Con el banderillero hablé poco la verdad, lo justo para saber que ya no fuma porros pero que antes se ponía fino. El tío es ex banderillero por lo que “antes” se refiere a cuando era banderillero...no me habría importado ver alguna de sus faenas. En todo este rato el marica en celo se entretenía ofreciéndonos a mi colega y a mi cositas malas con la oscura intención de que después nosotros le hiciésemos a él cositas buenas. Obviamente nos negamos a aceptar sus rayitas pues ni mi colega ni yo somos muy amantes de las visitas por Detroit pero al tío parecía darle igual, no paraba de mirarnos. Para ser sincero diré que a mí me miraba menos. Era mi colega su objeto de deseo. Y no le miraba discretamente no, que va, le miraba fijamente a cosa de un metro. Mi colega tiene poca paciencia con los tipos que le miran fijamente con ojos lascivos a un metro de distancia y antes de que la cosa acabase en tragedia decidimos largarnos del antro. Que lastima que esto no esté bien pagado…
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios los cria y ellos solos se juntan...je je No soy creyente pero este dicho tiene mucha razon!!!
Un beso

Anónimo dijo...

cuentame más respecto a esto que parece de un peli de almodovar....
miguelitor