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Ya estamos de vuelta los tres. Si, tres, finalmente Sebas se apunto al viajecillo porque le duele el pecho (se le ha roto algo dentro) y necesita animarse y olvidarse. La verdad es que no se si lo hemos conseguido pues ni Miguelín ni yo nos fuimos corriendo del pueblo porque estuviésemos muy contentos. Así ha ocurrido, que buena parte del tiempo nos la hemos pasado los tres jugando a piedra, papel o tijera con nuestras penas. La otra parte del tiempo nos la hemos pasado riéndonos, también de nuestras penas.
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Tambien hemos conocido mujeres. Ayer pasamos un buen rato con tres neoyorquinas que acababan de llegar a España y los primeros españoles que se encontraron fueron los tres agonías. Se llamaban Janine, Kathleen y Nancy. Una morena, una rubia y otra rubia platino, todas con un agudo y precioso acento. Entre las tres juntaban ciento noventa años. Nancy era de la quinta de mi abuela (por una vez no estoy exagerando). Nosotros nos lo pasamos muy bien contándoles penas y ellas se lo pasaron aún mejor escuchándolas. El resto de la terraza del bar también se entretuvo bastante siguiendo el discurrir de tan extraña reunión. Parecían expectantes ante el desenlace. El desenlace fue que después de intercambiar correos las americanas se fueron porque llegaban tarde a algún sitio (supongo que a rehabilitación) y nosotros nos fuimos a casa a maravillarnos de lo curiosa que es la vida.
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Como allá donde vamos siempre nos llevamos la empanada puesta esta mañana cuando ya teníamos casi todo cargado en el coche para volver nos hemos dejado las llaves dentro al cerrarlo y se nos ha quedado cara de gilipollas a seiscientos kilómetros de casa (Sebas a mil kilómetros). Después de dar doscientas vueltas alrededor del coche como gorilas curiosos parecía que la mejor solución era romper un cristal. Afortunadamente antes de que lo hiciésemos los del seguro han mandado una grúa que se ha llevado el coche a un taller concertado para abrirlo. Lo que viene a ser un contratiempo vamos. Al final hemos emprendido el viaje de vuelta cada uno con sus cosas en la cabeza, como cuando nos fuimos.
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Me lo he pasado muy bien chicos, no podía ser de otra forma.
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Tambien hemos conocido mujeres. Ayer pasamos un buen rato con tres neoyorquinas que acababan de llegar a España y los primeros españoles que se encontraron fueron los tres agonías. Se llamaban Janine, Kathleen y Nancy. Una morena, una rubia y otra rubia platino, todas con un agudo y precioso acento. Entre las tres juntaban ciento noventa años. Nancy era de la quinta de mi abuela (por una vez no estoy exagerando). Nosotros nos lo pasamos muy bien contándoles penas y ellas se lo pasaron aún mejor escuchándolas. El resto de la terraza del bar también se entretuvo bastante siguiendo el discurrir de tan extraña reunión. Parecían expectantes ante el desenlace. El desenlace fue que después de intercambiar correos las americanas se fueron porque llegaban tarde a algún sitio (supongo que a rehabilitación) y nosotros nos fuimos a casa a maravillarnos de lo curiosa que es la vida.
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Como allá donde vamos siempre nos llevamos la empanada puesta esta mañana cuando ya teníamos casi todo cargado en el coche para volver nos hemos dejado las llaves dentro al cerrarlo y se nos ha quedado cara de gilipollas a seiscientos kilómetros de casa (Sebas a mil kilómetros). Después de dar doscientas vueltas alrededor del coche como gorilas curiosos parecía que la mejor solución era romper un cristal. Afortunadamente antes de que lo hiciésemos los del seguro han mandado una grúa que se ha llevado el coche a un taller concertado para abrirlo. Lo que viene a ser un contratiempo vamos. Al final hemos emprendido el viaje de vuelta cada uno con sus cosas en la cabeza, como cuando nos fuimos.
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Me lo he pasado muy bien chicos, no podía ser de otra forma.
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4 comentarios:
Algo saldria mal, es nuestro sino, si no son las llaves, seria una grua a la caza de vuestro coche, o 3 marineros de puerto hambrientos a la caza de vuestro culo... mejor lo de las llaves. Saludos amigo, ah, me han denegado el pase de pernocta por raciones de peso moral... estaria de 8 meses y no me veo borracho, tocando la "air guitar", y gritando "guarrita guarrita" con Lei a punto de reventar. El proximo año.
Mar Solar sister
No te preocupes hombre que hay razones y razones para no hacer las cosas y mejores que la tuya no se me ocurren. Te estaremos esperando al año que viene con las mismas ganas....de hecho a ti y a Lei tambien os estamos esperando para darnos un homenaje en cuanto podais, los dos...
Un abrazo Mar, dale un beso a Lei y un hueso a Filete.
En algún momento pasará la crisis y volvereis a tener un trabajo, una rutina... y os acordareis de todas estas cosas que os están pasando ahora y que nos cuentas con tanta gracia. Lo de las 3 neoyorquinas que pintaba tan bien hasta que has dicho que sumaban 190 años, os hará reiros muchas veces... Yo llevo un rato muerta de risa... Un besazo!!
Otro besazo para ti Monica y cariñitos para el chanquete.......que ya se que tiene nombre pero como todavia no tiene DNI.....
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