miércoles, 25 de febrero de 2009

Rotos y descosidos

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Me he pasado todo el día echándole una mano a un colega a mover muebles, limpiar y pintar su casa y me ha venido de puta madre para paliar la sensación de vacío que provoca estar parado. Sentirse útil mola, se me había olvidado. Estoy en racha pues hace un par de días, media hora después de llegar de la playa, me llamó otro colega para que le echase una manita. El favorcito se las traía. Acababa de discutir por última vez con su novia, se largaba de casa y se quería llevar sus cosas ya mismo. Yo dije que si claro y allá que me fui. Sabía que la ex iba a estar en casa pero lo que no me esperaba era que estuviese viendo la tele y que la tele fuese una de las cosas que había que llevarse. Menudo papelón, yo no sabia donde mirar mientras mi colega tiraba del cable, agarraba la tele por un lado y me conminaba a agarrar del otro. Sintiéndome un puto cabrón miré al suelo, enganché la tele y salí de la casa con las orejas rojas mientras la ex se quedaba mirando la pared vacía.
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Una manía tan tonta como la mía de picarle el mechero a quien sea podía haberme metido en un pequeño aprieto si me llego a descuidar. Esta mañana le he picado el mechero a un colega y me he tirado todo el día utilizándolo sin fijarme apenas en él. Cuando por fin, en un momento de lucidez, he leido la publicidad escrita en mi nueva adquisición he descubierto que en el mechero ponía “El Conejo de la Suerte”. Quizá los que no sean de esta zona pensaran que semejante nombre solo puede referirse a una administración de lotería pero no, la palabra clave no es “suerte” sino “conejo”. El conejo en cuestión parece ser que cuesta cincuenta pavos la hora (juro que me lo han contado, yo nunca he estado) y es bien conocido por los habitantes viciosillos del sur de Madrid y el norte de Toledo. Aunque no haya estado nunca (vuelvo a repetir que lo juro) si que lo he visto desde la A-4 cuando voy de viaje al sur y puedo asegurar que de noche es todo un espectáculo. Las luces de neón forman un par de piernas femeninas de unos cinco metros de alto con medias de rejilla y abiertas de par en par. Todo el mundo por aquí sabe lo que es "El Conejo de la suerte" y si me llego a descuidar y saco el mechero delante de alguna amiga o peor aún, en una comida familiar, habría tenido que dar un millón de explicaciones y culpar a cualquier colega menos a mi de frecuentar tal sitio.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si quieres tener la coleccion completa pasate por el Volante y dile a Jesus que te ponga una copa en un vaso extraido de ese mismo lugar de suerte. Si eres capaz de beberte la copa en ese embase te le puedes llevar a casa y seguir dando explicaciones.

El hermano del chiqui.

miguelan dijo...

Me estoy imaginando el vasito y creo me mejor me pido un botellin si voy al Volante......aunque ahora ya me ha picado la curiosidad...aprovechare a pedirlo en las fiestas del pueblo, se me vera menos entre tanta gente haciendo el cabra...

Un abrazo