El mono canutero ha vuelto con fuerza después de unos días de calma, llevo toda la tarde haciendo malabares con mi fuerza de voluntad y mi orgullo para no llamar al tipo del chocolate. En ese transcurso de tiempo me he fumado quince cigarros de los cuales no me apetecía ni el primero ni el penúltimo. He intentado distraer la ansiedad con otra cosa y he dejado a la nevera temblando de miedo. Ahora me apetece fumar más que antes, sabia solución. Además no puedo dejar de pensar en la botella de ron que tengo aquí a mano, tengo más vicios que una perra de caza. El único detalle esperanzador es que he salido de la cueva para comprarme otro paquete de tabaco y me he encontrado con un colega que al escuchar mis penurias se ha ofrecido a darme un canutillo para fumarmelo en la soledad de mi sotano y he conseguido decir que no con la boca más pequeña que puedo poner. Lo mismo le llamo a las dos de la mañana para que me de mi dosis……Otro detalle a tener en cuenta es que maldita la gana que tenía de ponerme a escribir milongas y aquí me tenéis...
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