Supongo que hoy debería contar que después de dos horas de clase de Taekwondo he salido con el pie derecho sangrando a chorros. He dejado el saco lleno de sangre. También podría contar que después de eso y en vez de irme a mi casa me he bajado a La Calle a tomarme una cervecita pues un amigo estaba solo. Una cerveza se ha convertido en lo menos siete u ocho (el próximo día que te quieras tomar "una" ya puedes llamar a Rita, cabrón). Podría dejarlo aquí pero voy a estirarlo un poco mas y contar que las ultimas cervezas nos las hemos tomado en el peor bar del pueblo, el de peor catadura moral, al que más a menudo suele ir la policía. Podría acabar ya pero la verdad es que eso no es todo. En ese bar, santuario de perdidos y gente sin alma, he tenido que ver y escuchar como un nazi del tamaño de un armario me llamaba rojo, punki y guarro. He capeado el temporal y al final he tenido que ver como el nazi me daba la mano y me decía que soy un buen tío. Se equivoca en esto, no soy un buen tío. Pero ha acertado en lo demás, soy un rojo, un punki y un guarro...
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3 comentarios:
Era tu oportunidad de poner en práctica lo que aprendes en taekwondo!!
Si, tienes toda la razon Monica, por ahora lo que he aprendido en Taekwondo es a recibir ostias....podia haberlo puesto en practica perfectamente.
el buque?
...el bar se supone
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