Anginas

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Volver de Granada siempre me deja triste pero como es la tercera vez que me pasa este año no voy a contaros otra vez lo mismo. Pues eso, que ya estoy de vuelta, entre el ordenador y la estufa. Aquí también hace un frío del carajo. Odio el frío. No me gusta dormir bien arropado, no me gusta ir bien abrigado y no me gusta la sopita calentita. Me la tomo porque sienta bien pero no me gusta. Además, como tengo las anginas más delicadas que la rodilla de Prosinecki y me cuido tanto, me paso los inviernos al borde del catarro. En verano sin encambio (que diría mi abuela) por mucho calor que haga no te pones malo a no ser que haya aire acondicionado y tu tengas las anginas delicadas. Tampoco me gusta el aire acondicionado.

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