Hoy quería ir a hacer unas fotos del desalojo del Patio Maravillas pero al final me he quedado en la cama porque tenía excelentes razones para ello y porque me olía que no iba a haber tal desalojo. La noticia salió ayer en las noticias y no creo que la policía vaya a ir a desalojar con trescientas personas resistiendo en la calle y con toda la prensa presente. Irán sin armar ruido, cortaran cuatro calles con cien antidisturbios y otros cien antidisturbios sacarán a la gente del Patio. Ojalá no.
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He estado en más de un desalojo, en los últimos corriendo con la cámara y en los primeros solo corriendo. Xacinto corría a mi lado. En el desalojo de la Guindalera, en el 97 amigo mío, corrimos como hijos de puta delante de unos maderos que parecían más drogados que Ben Jonhson hasta que los tenderos de un mercado nos escondieron tras unas cajas de fruta, muy en plan resistencia. Años después Xacinto no tuvo tanta suerte y probó el zumo de porra y el sándwich de chirona. Yo estaba allí e hice fotos, muy lejanas porque los maderos no me dejaban acercarme y muy malas porque estaba temblando de miedo y de rabia por ver como se llevaban a Xacinto. La historieta entera es digna de los auténticos abuelos cebolleta y esta reservada para bares y tugurios pero que sepáis que al final hubo un juicio (los acusados eran los que habían recibido los palos, obviamente) y a ver si sabéis quien era el testigo. Como pistas os diré que este testigo llegó a la vista preliminar sin haber dormido y algo borrachillo y que el día del juicio le dijo al fiscal “yo a esos no los conozco” aguantándose la risa. Oye Xacinto, ¿no nos estaré metiendo en un lió por decir esto ahora? Si es así dímelo y mañana mismo lo borro, a ver si voy a ir yo ahora a la sombra. De todas formas el Estado no perdona y aunque con cargos menores finalmente los que pusieron la cara perdieron el juicio frente a los que pusieron la porra.
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Pues eso, que creo que va a ser difícil saber cuando ira la madera a desalojar el Patio Maravillas y más dificil aún estar presente. La foto de arriba la tomé el día que se okupó el Patio, hace casi dos años, cuando cerraban la puerta antes de que viniese la policía.
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Una canción para cuando llegue la revolución:
He estado en más de un desalojo, en los últimos corriendo con la cámara y en los primeros solo corriendo. Xacinto corría a mi lado. En el desalojo de la Guindalera, en el 97 amigo mío, corrimos como hijos de puta delante de unos maderos que parecían más drogados que Ben Jonhson hasta que los tenderos de un mercado nos escondieron tras unas cajas de fruta, muy en plan resistencia. Años después Xacinto no tuvo tanta suerte y probó el zumo de porra y el sándwich de chirona. Yo estaba allí e hice fotos, muy lejanas porque los maderos no me dejaban acercarme y muy malas porque estaba temblando de miedo y de rabia por ver como se llevaban a Xacinto. La historieta entera es digna de los auténticos abuelos cebolleta y esta reservada para bares y tugurios pero que sepáis que al final hubo un juicio (los acusados eran los que habían recibido los palos, obviamente) y a ver si sabéis quien era el testigo. Como pistas os diré que este testigo llegó a la vista preliminar sin haber dormido y algo borrachillo y que el día del juicio le dijo al fiscal “yo a esos no los conozco” aguantándose la risa. Oye Xacinto, ¿no nos estaré metiendo en un lió por decir esto ahora? Si es así dímelo y mañana mismo lo borro, a ver si voy a ir yo ahora a la sombra. De todas formas el Estado no perdona y aunque con cargos menores finalmente los que pusieron la cara perdieron el juicio frente a los que pusieron la porra.
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Pues eso, que creo que va a ser difícil saber cuando ira la madera a desalojar el Patio Maravillas y más dificil aún estar presente. La foto de arriba la tomé el día que se okupó el Patio, hace casi dos años, cuando cerraban la puerta antes de que viniese la policía.
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Una canción para cuando llegue la revolución:
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4 comentarios:
Míguel, el juicio ni lo perdimos ni lo ganamos: juez y fiscal entendieron que allí estaba mintiendo hasta el apuntador y dieron carpetazo sin imponer ningún tipo de sanción, ni a nosotros, ni a la policía.
No creo que pase nada por contar ésto, están suficientemente saturados los juzgados como para andar removiendo mierda pasada; pero, si quisieran, podrían hacerlo.
Y, para las nuevas generaciones, quisiera decirles que se hace mucho más por el bien general encerrado en una biblioteca estudiando Derecho o Economía, que perdiendo la mañana (y la jeta) corriendo por Madrid. En el primer caso, se puede llegar a revolucionario (si uno quiere llegar a serlo, que no es mi caso); en el segundo, no se pasa de rebelde adolescente.
Pero si algo recuerdo con profunda nostalgia y cariño, es el abrazo que nos dimos al salir de los calabozos de Plaza Castilla.
Y nunca olvidaré que alguien preguntaba por mí a través de las rendijas.
Y que se atrevió a ponerse ante un juez por su amigo.
Es lo único heroico que sucedió aquellos días: que alguien dio la cara por el imbécil de su amigo. Eso no será olvidado, jamás.
Vaya, parece que cuando escuché la sentencia estaba algo distraido...Muchas gracias por tus palabras amigo mio pero creo no las merezco...aunque suenan de puta madre...
ole
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